“Nunca me pasó por la cabeza tener trillizos”: Itzel
Updated on Agosto 22, 2024
Created on Febrero 8, 2023
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Updated on Agosto 22, 2024
Created on Febrero 8, 2023
Itzel tiene 30 años, estudió marketing y administración, se casó con Jesús Eduardo y justo cuando quisieron tener un hijo, la vida les dio un regalo que como pareja los unirá el resto de sus vidas, pero como mamá, a Itzel le vino a dar un nuevo significado a la maternidad.
Se define como “una persona muy estructurada en cuanto a la planeación”, así que tener un hijo era algo que ya visualizaba.
Sin embargo, el destino tenía planeado algo diferente, “teníamos muy planteada la idea de tener una familia, entonces, pues obviamente lo primero que se te viene a la mente es un hijo, nunca te pasa por la cabeza tres”.
La historia de Itzel comienza así, “hace un año, como por abril, fue que me enteré que estaba embarazada, entonces para mí fue una noticia súper bonita, porque ya lo habíamos buscado… Nos adelantamos muchísimo, compramos una carriola…”, comentó Mamá 3 de todo (https://www.instagram.com/mama_3_de_todo/), como también puedes encontrarla en Instagram.
Itzel nos contó que cuando se enteró de su embarazo, acudió con su ginecóloga, quien además de darle algunas indicaciones, le sugirió a ella y a su esposo que esperan 3 semanas más para realizarse el ultrasonido, tiempo que aprovecharon para darle la noticia a la familia cercana.
Sus papás y sus suegros se alegraron mucho sin saber que en unas semanas esa felicidad se triplicaría.
“Fue un gran shock para mí que en segundos todo cambiara”
“Llegamos al mes y cachito y vamos con mi ginecóloga… Recuerdo perfecto que ya traíamos el cubrebocas porque apenas iba empezando la pandemia… se quedó sin habla, dijo, hay tres sacos… son tres embriones”, recordó Itzel.
“Ahí fue cuando me cayó el 20 y dije ¡No puede ser! En ese momento se me vino el mundo encima”, todo lo que Itzel había planeado (ya hasta tenía ubicada la guardería), se había quedado corto.
Además, el miedo normal de dar vida se triplicaba en un escenario complicado por la pandemia, “yo ya tenía muy bien planeada cómo iba a ser mi maternidad, de repente me doy cuenta que son tres bebés… y se me empezaron a venir todos los nervios encima”.
Muchas de las ideas que Itzel tenía, como hacer ejercicio durante su embarazo, se esfumaban, su ginecóloga tuvo que relevar su caso con otro colega perinatólogo para darle un seguimiento más puntual.
El embarazo múltiple representa un embarazo de alto riesgo y, uno de los bebés aún no se adhería bien al útero, “en un parpadeo, toda la idea que me hice desde que era niña acerca de la maternidad, cambió por completo”.
“¡Mi esposo estaba súper contento!”
Para el esposo de Itzel, que es hijo único, enterarse que sería papá de tres, era una noticia fabulosa, “era su sueño, tener una familia grande y siempre me lo dijo”.
Así, mientras Jesús Eduardo gozaba de la noticia, Itzel se enfrentaba al pánico y a la incertidumbre, “salimos del consultorio, me subí al coche y me puse a llorar”.
“¿Cómo voy a poder?”
“¿Cómo mi cuerpo va a poder con tres bebés? ¿Cómo le voy a hacer con mi trabajo? ¿Cómo vamos a solventar económicamente a tres bebés? ¿Cómo les vamos a pagar la escuela?... Todas estas preguntas se me vinieron de la nada en segundos”.
Itzel y Jesús Eduardo se habían mudado a un departamento con el espacio suficiente para una familia de 3 y 2 perritos, ahora, habría que pensar en una familia de 5 con 2 perritos, “¿Cómo le vamos a hacer con 2 perritas, 3 bebés y la casa?”, sumaba Itzel a su lista de preocupaciones.
“Yo no paraba de llorar y es algo muy fuerte porque cuando tú te enteras que estás embarazada lo único que piensas es en algo muy bonito y de repente, llorar porque no era lo que esperabas es muy fuerte”, dijo Itzel con la voz entrecortada.
Después de una semana de mucha angustia, el miedo se fue disipando, su esposo fue un pilar muy importante para vencer a los pensamientos limitantes, “yo le decía, ‘pero tú no los vas a tener’, ¿cómo sabes que voy a poder con 4 latidos al mismo tiempo?”, él la llenaba de confianza de que todo saldría bien.
Además de su esposo, sus suegros, se llenaron de emoción al saber que venían en camino más nietos que los que se habían pensado.
Aunque también sintieron miedo por el embarazo, la felicidad rebasó cualquier panorama desalentador, “fue increíble cómo tomaron la noticia mis suegros”.
Por otro lado, el papá de Itzel es pediatra así que a pesar de querer esconder su preocupación, se le notaba, “a él le dio más miedo que el que yo tenía porque él sabe científicamente los riesgos de un bebé prematuro o de un embarazo múltiple…”.
“Mi mamá estaba muy contenta también”, dijo Itzel, “me decía ‘no te preocupes, ahorita. Lo que sí tienes que hacer es que no sientas cosas negativas porque eso se lo transmites y tienes que pensar positivo’ y todos esos pensamientos negativos tan constantes que tenía empecé a eliminarlos… No quería transmitirles nada negativo. Pero sí fue un proceso más o menos como de tres meses”.
Para ella que fue muy grato saber que la familia se alegraba con la noticia a pesar del riesgo que representaba.
Itzel tenía en su cuerpo cuatro corazones latiendo, algo que jamás imaginó que le pasaría ahora era su realidad, pero los miedos y la angustia no fueron eternos, el amor, la alegría y su deseo de que sus bebés estuvieran bien, llevarían a Itzel a fluir con su embarazo.
En los primeros 3 meses, Itzel tuvo 3 pilares que la sostuvieron durante este proceso en el que ella misma se iba descubriendo, su familia, su ginecólogo y su esposo, le ayudaron a encontrar en ella misma la fuerza que necesitaba para decir, “yo puedo y yo podré”.
Mamá 3 de todo vivió en carne propia la fuerza e inspiración que surgen a través del apoyo de la familia ya que debido a lo delicado de su embarazo no era fácil darle la noticia a sus amigos, “algo que me ayudó muchísimo fue el apoyo de la familia… El núcleo familiar es brutal”.
Contar con un experto que pudiera responderle cualquier inquietud, fue otra manera de ganar confianza en que todo saldría bien, para Itzel fue el perinatólogo quien le ayudó mucho a ganar seguridad. “Me sentí tranquila... Cada duda que yo tenía por más tonta o por más mínima, así de ‘¿doctor me puedo sentar de chinito?’, me la aclaraba”.
“Yo no sé si él sentía miedo, pero lo que sí se notaba es que había mucha felicidad”, comentó Itzel con respecto a lo que encontraba en su esposo cada que ella se veía de frente con la incertidumbre.
“Él siempre quiso una familia grande”, quizá por ello Jesús Eduardo encontró una frase que llenó a la futura mamá de trillizos de valor, “me decía ‘estemos o no tú y yo, ellos se van a tener siempre’”.
“El apoyo llega de dónde menos lo esperas.
Así como fue de inesperado el embarazo múltiple, también fue inesperada la aparición de una desconocida que acompañaría a Itzel en los meses siguientes.
Ya que se confirmó que el tercer bebé estaba listo para continuar con sus hermanitos, Itzel necesitó platicar con alguien que, al igual que ella, se hubiera enfrentado a la noticia de ser mamá de trillizos. “Tuve que buscar a través de conocidos y de las redes sociales alguien que me diera su experiencia”.
Se enfrentó a lo que muchas mamás de embarazos múltiples, seguramente han padecido, los consejos, libros y aplicaciones están pensadas en su mayoría para mujeres de embarazos únicos, pero ella era una mamá joven, primeriza y de trillizos… ¡Todo era diferente!
Además, por ser un embarazo múltiple, la información que sobra en internet es acerca de los riesgos, Itzel no necesitaba más motivos para ponerse nerviosa, “si de por sí, un embarazo está lleno de miedos y de dudas, le sumas a tres bebés, lo triplicas”.
“Platicando con mi hermano, me dijo que uno de sus amigos de la universidad era hermano de trillizos, entonces, me dijo que si yo quería platicar con su mamá”, por fin, Itzel veía cerca el momento de hablar con una mujer que no sólo había pasado por un embarazo múltiple, sino que ya tenía años de criar a trillizos, “a este punto es padre porque no sabes ni de dónde puedes recibir apoyo”, recordó con una sonrisa, “estos trillizos ya tienen 26 años y para mí fue lo único que encontré y le dije pásame el contacto.”
Cristy pasó de ser una desconocida a ser una referencia para Itzel, “hablé con ella, le dije ‘estoy aterrada, estoy esperando trillizos, yo sé que no me conoces pero cuéntame tu experiencia, cuéntame cómo le has hecho tantos años’”.
“Se me quitó como un peso de encima escucharla, que hace veinticinco años que ya tuvo trillizos y que todo salió bien, que la ciencia ha avanzado mucho y que el cuerpo de la mujer es súper sabio”.
La plática con Cristy le dio esperanza, la hizo sentir que no todo estaba perdido, “sino que más bien me tocó una maternidad distinta pero también muy bonita”. Aunque por la pandemia no la ha podido conocer en persona, el lazo entre ellas es estrecho, “desarrollamos una amistad muy padre”.
Para nuestra entrevistada, su acercamiento con Cristy representó una nueva perspectiva, pues además de inspirarle confianza en lo que su cuerpo es capaz de hacer, la orilló a replantearse una perspectiva diferente y real de su maternidad.
Por ejemplo, Itzel había estado pensando que sus bebés no tendrían el 100% de atención sino 33.3% cada uno, algo que le generaba un sentimiento de culpa, “ella me dijo, al final del día todo se multiplica por tres, tanto lo difícil como lo bonito”.
“Algo también padrísimo de trillizos es que se hacen independientes, entre ellos hacen como una hermandad tan fuerte que a veces no necesitas estar cuidado al bebé… interactúan entre ellos mismos”, explicó.
La juventud de Itzel y su buen estado de salud sumados a hábitos de vida sanos como no fumar, fueron factores importantes para que el embarazo se desarrollara con éxito, le explicó el perinatólogo.
La pandemia ayudó a que Itzel se alejara del estrés y los viajes laborales, “podía estar trabajando desde mi comedor… El reposo es totalmente cierto que ayuda a cualquier embarazo complicado”.
Si su cuerpo iba trabajando bien y podía estar tranquila en casa, sólo quedaba una cosa por hacer… ¡Dominar la mente para mantenerse en armonía!
En un escenario de pandemia en el que las noticias siempre hablan de contagios y las limitaciones médicas en los estudios prenatales en trillizos, Itzel debía esforzarse en hacer a un lado la ansiedad, el miedo y la incertidumbre.
“Trataba de estar lo más tranquila posible, empecé a meditar, nunca había meditado… Me metí mucho al tema del mindfulness para tratar de controlar mi ansiedad”.
“Mantente ocupada”
Si bien, el trabajo le ayudaba a distraerse, Itzel se comprometió con su esfuerzo y diario se daba un tiempo para despejar de su mente los pensamientos negativos, ayudándose con su respiración y pensando en lo genial que sería tener a sus bebés en brazos.
Fue después del ultrasonido de la semana 20, que Itzel tuvo luz verde para dar la noticia porque ya se habían reducido muchos de los riesgos.
Incluso, Itzel recomienda algo que a ella le fue muy útil, mantenerse ocupada, así evitas buscar en internet información que termine confundiéndote o llegar a pensamientos que sólo te generen pánico.
Se fueron quedando atrás los primeros tres meses de angustia, náuseas y vómito; con el paso de los días Itzel fue ganando peso, hasta llegar a los 22 kilos arriba de su peso normal.
“Al final del embarazo ya no podía caminar, tuve muchas molestias, la espalda me dolía, mi esposo necesitaba ayudarme a que diera los pasos..., la pelvis me dolía mucho porque un bebito que estaba hasta abajo se me clavaba ahí”.
Pero, uno de los síntomas que más incomodidad le causó fue el no poder dormir, “no dormía, me costaba mucho trabajo respirar, estaba tan apretados mis órganos que los pulmones los tenía atrapados, no podía hablar, mi vejiga estaba muy aplastada e iba al baño cada media hora”.
Para Itzel la almohada del embarazo representó un alivio pues fue el objeto que le ayudó a poder dormir un poco más, “hasta me la quería llevar al hospital porque sentía que ya no podía seguir sin la almohada”.
“Me dormía casi sentada porque se me regresaba la comida”, mientras que la almohada le ayudó a dormir, tomar agua le ayudaba a refrescarse, “para cualquier embarazo, la comodidad ante todo y eso me lo dio la almohada del embarazo”.
Si tener un embarazo de trillizos suena complicado, tenerlo mientras hay una pandemia mundial es un reto, sobre todo cuando mentalmente habías idealizado cada detalle al respecto, por ejemplo, ¿cómo hacer un Baby Shower?
Una de las grandes lecciones que podemos aprender del caso de Itzel es adaptarnos, confiar y fluir:
-Adaptarnos a los cambios, a lo nuevo y a lo desconocido
-Confiar en que podemos y podremos
-Fluir con los tiempos y ritmos de nuestro cuerpo, mente y corazón
“Al principio me costó trabajo fluir con la noticia”, confesó Itzel y agregó que después le costó trabajo fluir por tener que renunciar a lo que había soñado hacer embarazada, como las compras o ir a trabajar con su pancita.
El reposo y la recomendación de quedarse en casa para evitar contagios de Covid-19, la mantuvieron encerrada, por lo tanto, aprendió a dejar ir, a soltar esas ilusiones.
“Me fui adaptando poco a poco, hice mi mesa de regalos por Amazon, tuve mi Baby Shower por Zoom y al final es eso, es cuestión de irse adaptando a lo que hay y tratar de soltar para no frustrarse”.
Además, la llegada de los trillizos implicó que las compras que ya se habían realizado pensando sólo en un bebé, fueran devueltas y se tuviera que reacomodar la situación para recibir a tres.
Incluso, Itzel dejó ir su ilusión por un parto natural y entendió que la cesárea sería la única opción, “si mi sueño era tener un parto natural… pues ni modo, si es cesárea, es cesárea y punto”.
“Cuando te das cuenta que eres mamá y que vas a tener un bebé, todo lo que tú desees pasa a un segundo término si tus hijos están bien”, palabras que demuestran que el amor de una madre por sus hijos es incomparable.
Ya para cuando su pancita se le notaba, entre el quinto y sexto mes, Itzel encontró en Instagram a otra mamá de trillizos de 3 años de edad con la que entabló una amistad.
Con ella encontró un grupo por WhatsApp exclusivo de mamás de trillizos que resultó un foro de experiencias y consejos, una comunidad de mujeres dispuestas a hablar y compartir consejos de su maternidad.
Con este intercambio, Itzel pudo conocer más acerca de los últimos meses de gestación y algunos detalles del parto, entre ellos, el que sus hijos estarían en terapia intensiva y no regresaría a casa la familia completa, los tres, sí o sí, pasarían un tiempo hospitalizados.
Pero lo que Itzel no sabía es que los bebés no se aguantarían a la semana 34 para conocer a sus papás, sus trillizos llegaron en la semana 33.4, “nacieron en segundos, fue muy rápido todo”, consideremos que un embarazo único consta de semanas.
Un sábado antes de que nacieran, la mamá 3 de todo, empezó con las contracciones y, a pesar de los esfuerzos por llegar al día planeado (miércoles de la siguiente semana), Nicolás, Santi y Mateo, llegaron.
“El embarazo sí fue difícil pero a su vez, tuve los beneficios de la pandemia, tuve el reposo y tuve el apoyo de mi familia, de mis médicos y el apoyo de otras mamás de trillizos”.
“Yo no creía en eso de decretar, en ponerte en el espejo y decir, ‘todo va a estar bien’, pero el poder de la palabra es muy fuerte…”, se le cortó la voz a nuestra entrevistada.
Sin embargo, con el parto cada vez más cerca y confiando más en su cuerpo, Itzel se repetía y escribía un poderoso mantra, “mis bebés van a estar sanos, mi cuerpo es sabio y mi cuerpo es fuerte”.
Sus bebés están sanos, su cuerpo está recuperándose exitosamente y ella es cada vez más amable con él. Sin duda, el mantra y el amor que se movió a raíz de su embarazo, rindieron frutos.